Y miro al horizonte, justo donde se une el cielo y el mar, entonces mi corazón se entrega a esa lejanía, no estoy en ninguna parte, no estoy ni allí ni aquí ni dentro ni fuera.
Yo misma me pregunto cual es el destino de mis pensamientos, pero es algo entre los dioses y alguna parte de mi alma que sale sigilosa de mi cuerpo, que no me da explicaciones, quizás por que es ese otro yo que es mas libre de lo que jamás podré soñar.
Y quizás piensa que si me dice su destino ya no podrá ser libre, le pondré trabas con mis miles de preguntas y dudas, por ello necesita escapar y aunque suene triste, necesita escapar de mi.
De mis miedos, de mis por ques, de mis inseguridades, de pesado cuerpo, que solo es un reflejo de mi pesada alma.
Pero ese otro yo, es ligero, como las plumas de un pájaro, el si puede, bailar con las olas, bañarse en las nubes, flotar sobre la tierra. Sueño que alguna vez, esas miles de partes de mi, que intuyo existen se junten en una sola, o sean capaces de convivir en armonía, ojala lleguen a un acuerdo tácito de no agresión y conformen un yo mejor y mas completo.
