Caen las hojas, caen hacia un abismo
incierto y complejo, mis pensamientos se alejan con ellas, mientras
se precipitan lentamente hacia ese vació infinito, al igual que las
hojas mi mente gira en infinitas espirales, y tras de si queda la
nada.
No hay futuros a la vista, en esta
densa y oscura caída de mi ser y de mi espíritu, no hay donde
cogerse para frenar la caída, no hay lucha en este movimiento, solo
dejarse llevar hacia la total oscuridad.
No hay búsquedas de paraísos, ni en
mi mente ni en mi espíritu, ya no hay mañana, solo el ahora, que es
tan incierto, confuso e hiriente, como fue el ayer y quizás como
sera el mañana, pero es inútil pensar en el mañana ahora, pues
todos los mañanas acabaran siendo un hoy. Y terminaran siendo un
ayer y no quiero mirar hacia atrás, pues el ayer, tampoco fue
brillante, jamas nada fue brillante en mis horas, ni lo serán mis
mañanas, solo serán continuos y dolosos momentos que no querré
recordar.
Caen las hojas caen hoy igual que ayer.