jueves, 8 de agosto de 2013

Fluir

Que sencillo era para mi decirte una y otra vez, déjate fluir y ahora que es mi momento de hacerlo, muero de miedo a cada paso que doy.

Mis miedos, me juegan malas pasadas día a día y fluyo, me doy un golpe, me levanto y fluyo, como un manantial que emerge de la tierra, como una sagrada fuente de la diosa. Como si fuera una hoja arrastrada por una suave corriente, sin luchar, sin pensar hacia donde su destino la lleva, solo se zarandea, esquivando cantos rodados, ramas que tocan el rio sutilmente, pero sin dejar de seguir, y que de un pequeño riachuelo, cae a un gran rio, y de este rio al mar, donde las olas me mecerán una y otra vez, hasta alcanzar la orilla donde esta mi destino.

Fluir como la semilla que se deja arrastrar por las corrientes de aire, elevándose en eternas espirales, hacia el cielo, sin sabes donde se hallara su nuevo hogar, sobre que fértil tierra caerá para germinar cuando llegue su momento.


Y así me dejo llevar, hacia ningún lugar, y hacia todos.

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